Pasó marzo, pasó abril y mayo comenzó a coger forma en el calendario. Que qué ha sucedido en todo este tiempo en Malasaña en general y en la vida de esta bloggera en particular. Mil cosas. Nuevos comercios han abierto y otros han cerrado mientras que una no ha parado en torreta (como se dice en su localidad de origen) de hacer cosas (incluido perder el tiempo, claro).
Que sí fiestas fundacionales (la archidesconocida Magdalena), que si Semana Santa, que si Benicàssim, que si paseitos por Madriz, que si conciertos en el Siroco (garito malasañero que merece su propia entrada), que si SOS y su Murcia, que concurrida eres... Un no parar. Todo ello sin contar la anécdota sanitaria del año de una menda: el regreso de las paperas al siglo XXI y todo lo que ello supuso.
Que sí fiestas fundacionales (la archidesconocida Magdalena), que si Semana Santa, que si Benicàssim, que si paseitos por Madriz, que si conciertos en el Siroco (garito malasañero que merece su propia entrada), que si SOS y su Murcia, que concurrida eres... Un no parar. Todo ello sin contar la anécdota sanitaria del año de una menda: el regreso de las paperas al siglo XXI y todo lo que ello supuso.
