Me apaña Malasaña

Un blog sobre ocio, negocio y demás actividades interesantes y lúdicas a realizar en las inmediaciones de Malasaña.

Se lleva la Palma es un espacio abierto a la oferta cultural y ociosa de uno de los barrios con más solera de Madrid: el distrito Universidad, el barrio donde se gestó la Movida madrileña y que, años más tarde, sigue siendo epicentro de moderneo, actualidad y nuevas tendencias.

Showrooms chics, teatros alternativos, tiendas de diseñadores novéles, bares cañís, bares modernos, discotecas, tiendas de discos... Todo esto y más es Malasaña. Malasaña me apaña.

Se lleva la Palma es tu espacio si lo que quieres es estar al día de la actualidad malasañera en general y de qué poder hacer cualquiera de la semana.

Se lleva la Palma lleva su nombre en honor a la calle La Palma (una de las vías más conocidas del barrio) pero es un blog donde exposiciones, actividades y lugares interesantes de otros barrios también tienen cabida dentro de su apartado Extrarradio.

Por todo esto... ¡Déjate llevar por la Palma!


jueves, 9 de diciembre de 2010

La Bretagna a la vuelta de la esquina

Enclavado en un pequeño local de la calle San Vicente Ferrer, con una puerta pequeña, apenas señalizada y que llama poco a entrar, se encuentra un local que -cual irreductible aldea gala de Astérix y Obélix- pervive a la constante apertura y cierre de locales del barrio de Malasaña: la Creperie de Ma Bretagne.

La crepería es pequeña, estrecha y poco iluminada, lo que la convertiría en un espacio íntimo si no fuera porque las más de una decena de mesas que hay en el local se encuentran a una distancia entre sí que rompe cualquier encanto, pero merece la pena ir si se quiere comer bien a un precio económico.

Crepes dulces y salados conforman una carta bastante amplia y donde se combinan los platos aptos para vegetarianos con los apetecibles para los más carnívoros. Sin olvidar a los golosos. Y es que aunque no tengas hambre, cuesta resistirse a uno de los postres.

Crepes de chocolate, con helado, fruta, caramelo, mermelada... todos ellos para hacer la boca agua a aquellos que se hayan dejado un pequeño hueco en el estómago. Y para los que comen por los ojos: el crepe flambeado, un espectáculo como prende.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Un té con sabor familiar

Madrid. Diciembre. Primeras nevadas. Temperaturas gélidas. No es invierno pero el frío ya se ha afincado en la capital y las terrazas de Malasaña (antes llenas y bulliciosas) han dicho adiós por un tiempo para dar prioridad a los espacios cerrados donde poder tomar una bebida caliente. Es el turno de locales como La Tetería de la Abuela.

Ubicado en la calle Espíritu Santo (uno de mis rincones favoritos del barrio por el sinfín de comercios, bares y establecimientos con personalidad que proliferan por metro cuadrado), esta tetería-cafetería-bocatería está siempre repleta de gente joven.

Aunque tetería... no sólo de tés vive el local. Cafés, tartas (de milhojas y de chocolate) y una carta medianamente amplia de salados conforman las dos pizarras de madera que la tetería utiliza a modo de menú. Originalidad a un precio medio de 3-4 euros, en el caso de los dulces; de 6-7 euros para los salados.
Meriendas, tapeos vespertinos, cenitas o copichuelas marcan la agenda de este local que abre sus puertas de lunes a domingo entre las 17.00 y las 2.00 horas desde 1978.

Sus 32 años de vida se aprecian en pequeños detalles como sus mesas, su decoración o esa gran máquina registradora que ahora ya no tintinea pero que sigue dando ese carácter de 'abuela' a la Tetería.

La carta-pizarra de tés cuenta con una veintena de sabores que van desde los más clásicos (rojo, negro o verde, todos ellos diuréticos), hasta los más exóticos (con aromas y gustos de lo más diverso). 

Entre sus platos salados, la carta vegetariana gana por goleada con ensaladas, tostas (la de queso de cabra, mermelada y cebolla caramelizada está espectacular), bocatas o humus (crema de garbanzos). Y es que no hay mejor modo para entrar en calor que tener el estómago lleno.
Lo mejor:

  1. El emplazamiento. 
  2. Su mesa con sofá al fondo. Al fondo del local existe una mesita separada del resto. Un sofá comodísimo, un silloncito y varias sillas convierten esta zona semiprivé en el lugar perfecto para ir a tomar algo con un grupo de amigos medianamente numeroso, (o con tu pareja en plan más del amor) y no mezclar conversación con los demás.
Lo peor: 
  1. El resto de mesas del local están demasido aglutinadas, lo que hace perder intimidad a la conversación.
  2. La Tetería de la Abuela no destaca por ser uno de los locales más baratos de Madrid. Aunque no es caro, no nos engañemos... el precio de la consumición es medio-alto.


lunes, 22 de noviembre de 2010

Calidad versus Cantidad: cuando el tamaño del plato importa


¿Quién no conoce el Boñar de León? Uno de los bares más típicos de Madrid se encuentra situado en uno de los callejones que conforman el barrio de Malasaña. Se trata de un local que no cuenta con excesiva publicidad, cuya fama no siempre es buena pero cuyo nombre le precede. Y es que... ¿Quién no ha ido alguna vez apurado de pasta y ha ido a que le alimenten en el Boñar?

Cañas grandes y bien tiradas. Público pintoresco (mayoritariamente joven en su interior versus personas más mayores del barrio en la barra) con un rasgo común: ir justo de pelas, conforman la 'parroquia' que acude a este bar que tiene tantos amigos como enemigos. Porque hay quien lo prueba y repite... y hay quien va y no vuelve jamás. Cuestión de gustos (o de aprensiones), claro. Y es que las personas con gran amor a la higiene, más vale que se abstengan porque pulcro lo que se dice pulcro... no es el Boñar.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Sí... Teruel existe

Porque el moderneo de Malasaña no está reñido (sino más bien muy bien avenido) con los grandes clásicos... uno de los reyes del barrio es sin duda las Bodegas El Maño. Las cañas fresquitas y bien echadas de Mahou y el vermú de grifo se llevan el palmarés en lo que a top one de ventas se refiere en este local que destaca por su caracter costumbrista y castizo.

Las tinajas donde antiguamente se guardaba el vino para dejar que cogiera cuerpo están ahora como elemento decorativo que dota de carácter al local. Las pequeñas mesas de mármol se llenan enseguida. Y muchas veces la barra también se queda pequeña para una parroquia fiel.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Con la prensa hemos topado

No hay nada como levantarse temprano un domingo para hallar grandes descubrimientos. Locales donde el desayuno es un arte (en próximas entradas), noticias frescas en los kioscos, prendas vintage en los montones de todo a un euro del rastro (porque en los extramuros también hay cosas interesantes)... o grandes hallazgos en la red de redes. Hoy ha sido uno de estos últimos.

De un modo absolutamente casual ha aparecido en la pantalla el que aspira a convertirse en el diario digital de referencia de todo aquel que quiera conocer Malasaña como la palma de su mano. Como no podía ser de otro modo su nombre es Somos Malasaña. ¿Complicarse para qué?

Somos Malasaña es un periódico del barrio por lo que se trata de la herramienta web perfecta para conocer más información sobre lo que se cuece en esta zona del distrito centro. Noticias sobre actualidad malasañera, sobre la oferta cultural, comercios, life style... se pueden encontrar en este diario digital que cuenta, además con servicio de agenda, para aprovechar (aún más) la visita al barrio.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Va de retro... Malasañear

Pero no sólo de cañear vive el barrio. Si algo caracteriza la zona de Malasaña eso es el 'moderneo' que se respira por los cuatro costados. Gafas de pastas, tatuajes, piercings, camisas de cuadros, vestiditos, mods, indies... y demás se mueven como pez en el agua en un barrio que cuenta con todo tipo de comercios a su servicio. 

Tiendas de jóvenes diseñadores (con los estampados más modernos) y de segunda mano (con el olor a neftalina aún impregnado) se entremezclan a la perfección entre las calles de Malasaña. Y es que para los amantes de la moda que buscan algo más que las habituales cadenas de ropa que copan la Gran Vía... Malasaña es shopping para cualquier bolsillo. Hoy Se lleva la palma se va de compras a Retro City.

Esta tienda de segunda mano cuenta, a diferencia de muchos comercios de este tipo, con precios medianamente asequibles. Mientras otros establecimientos se aprovechan de que las prendas son únicas asignando un coste no apto para bolsillos estrechos, comprarse un vestido en Retro City no pone en riesgo la economía del mes. No es la más barata pero tampoco la más cara... Y si se busca bien se puede encontrar la prenda perfecta.

Bolsos, zapatos (muchos zapatos), faldas, vestidos, abrigos, camisas, camisones, complementos... incluso algún que otro objeto 'decorativo' o de antaño en general (como puede ser alguna muñeca) pueden encontrarse en este comercio apto para ella y para él.

La época del 'armario'... variada. Ropa de los 60, 70, 80 e incluso algún vestido noventero. Para ellas: guatas, brillo, encajes, flores, lunares, estampados de todo tipo, largos, cortos... el tamaño de la tienda es proporcional a la cantidad de ropa que una persona (con paciencia y suerte) se puede encontrar. Y es que, a veces, rebuscar en Retro City puede ser como hacerlo en un mercadillo. Para ellos: la sudadera Adidas (y su estética alemana) es el rey. Con diversos modelos copando las perchas del local.




Lo mejor:
  1. Los dependientes son 'majos' y no te sientes observado/aniquilado mientras observas las prendas.
  2. Con paciencia y talento en la búsqueda de tesoros se pueden encontrar prendas de culto a un precio asumible.
  3. Está situado muy próximo a otro de los comercios de segunda mano más conocidos del barrio (el Templo del Sushu) por lo que se puede hacer una ruta cómoda sin necesidad de perder mucho tiempo en distancias.

Lo peor:
  1. El olor a naftalina nada más entrar. Las prendas no están lavadas (o al menos eso parece) y el olfato lo nota.
  2. El orden de la tienda resulta difícil de seguir. Encontrar una prenda en concreto requiere nociones de espeleología.
  3. A veces el ambiente puede pacar de demasiado moderno... 

lunes, 1 de noviembre de 2010

Jroña que jroña

Con la dieta mediterránea hemos topado. En pleno barrio de Malasaña, donde los bares castizos proliferan por cada esquina, un pequeño reducto de antiguas culturas pervive jroña que jroña... Que ¿de qué estamos hablando? Pues de la Taberna griega, por supuesto.

Mesitas con manteles de cuadros, parras e imágenes de lejanos enclaves regidos antaño por Zeus hacen de este espacio un lugar único con un regusto mediterráneo-kitsch realmente fascinante. Mediterráneo, porque es griego, kitsch... porque como ocurriera con la cultura autóctona del país, cuna de la historia, el esplendor de otros tiempos ha dejado de lucir. Las mesas completamente repletas que se observan en el vídeo publicado en la página web del local, y que dejaban entrever un restaurante bullicioso, han dado paso, más bien, a un restaurante íntimo. Sin demasiado alboroto. (A pesar de que sigue ofertándose como restaurante ideal para despedidas de soltero y demás eventos festivos).

La carta continúa siendo su principal atractivo: musaka, humus, quesadilla de tonos (un plato hecho a base de pan pita, queso feta y verduras), keftedes (unos sabrosos rollitos de ternera picada), brochetas de carne y muchos muchos muchos platos con berenjena, pepino y queso feta como sus principales ingredientes completan esta carta rematada (como no podía ser de otro modo) con los postres tipo de estos lares.

Miel, almendras y mucha mucha azucar hacen de estos postres el sueño de cualquier dentista. Abstenerse de probarlos diabéticos y personas poco amigas de los dulces empalagosos, y es que como ocurre en su vecina Turquía, eso de los postres para 'rebajar' no se estila en las tierras de los dioses del Olimpo.

Su verdadero sabor se remata las noches de jueves, viernes y sábado con una presentación de danza sirtaki (una danza popular de origen griego) y la recuperación de la tradición kefi: romper platos a base de lanzarlos contra el suelo como símbolo de la buena suerte. Aunque en las bodas griegas se lleva a cabo al más puro estilo discóbolo, en la Taberna griega prima la cordura. No interesa herir a ningún cliente.

Lo mejor:
  1. Comida de la dieta mediterránea: Verduras, queso, carne y pan de pita. Sin fritos y con mucho sabor.
  2. El servicio, rápido y amable.
  3. El espectáculo: divertido, sobre todo si participa el público. Ver a un japonés bailando sirtaki no deja de ser curioso.
  4. Tiene un buen horario y no suele haber problemas para conseguir mesa.
Lo peor:
  1. Aunque no es cadena, el lado mercantilista (y su pérdida de encanto) se refleja en las parras de plástico (made in Taiwan) que decoran el local.
  2. Si eres de los que miran la pela... no es un lugar para ir a diario. Aunque está bien calidad precio, los 15-25 euros no te los quita nadie.

miércoles, 27 de octubre de 2010

¡Marchando una de croquetas!

Vecinos del barrio, ciudadanos venidos de extramuros malasañeros, visitantes, turistas y cualquier persona ávida de saborear las mejores croquetas de Madrid: bienvenidos a Casa Julio.

martes, 26 de octubre de 2010

Love is in the air

El espíritu romántico rodea Malasaña. No, nos referimos a los amores emergentes durante una noche de farra (que los hay, y muchos, en un barrio donde los garitos proliferan por metro cuadrado más que champiñones), sino a uno de los espacios culturales asentados en el barrio: el Museo Romántico.

Con todo el amor que un centro de este tipo es capaz de transmitir, y con un fuerte alegato a sentimientos suicidas propios de siglos pasados. Este museo acerca al visitante al siglo XIX, al modo de vida de mediados de 1800 a través de una colección que, estructurada bajo el esquema de una antigua vivienda romántica, permite dar un paseo por las estancias y los secretos propios de un tiempo donde los monarcas Fernando VII e Isabel II o el letrado Mariano José de Larra se alzaron como personajes protagonistas.Recorrer estancias por las que anduvieron grandes nombres de otras épocas, apreciar en primera persona mobiliario perteneciente a grandes figuras (como el curioso baño de Fernando VII, acolchado para mayor comodidad de las reposaderas reales), imaginar el modo de vida de la mujer de hace apenas dos siglos (tan recluida en el hogar y al cuidado de sus hijos), ver los juguetes con los que los niños de 1800 se divertían... es una experiencia que merece la pena vivir.

Los amantes del arte que acudan por el barrio (y que ya conozcan o prefieran evitar las largas colas de El Prado) tampoco saldrán defraudados. La conocida obra Sátira del suicidio romántico, de Leonardo Alenza, o el magnífico San Gregorio Magno, de Goya, son sólo algunos de los lienzos que cuelgan de las paredes del Museo Romántico.

Lo mejor...


  1. Apenas hay cola.
  2. La visita es reducida en cuanto a número de personas por sesión por lo que no existen las aglomeraciones propias de otros museo.
  3. El precio es reducido: de 3 a 1,5 euros, con posibilidad de entrada gratuita para desempleados, mayores de 65 años, menores de 18, familias numerosas...
  4. Es un modo diferente de conocer una época característica de la sociedad española.
  5. Cuenta con actividades al final del recorrido para que los más pequeños jueguen y demuestren lo aprendido.
Lo peor


  1. A la décimoséptima estancia puede resultar un tanto pesado...