Son momentos varios que se repiten sin cesar: el cruce con la mujer que fuma (a la que un día pararé y le invitaré a que me imité y deje el vicio), el padre que sale del portal con su niño de unos 7 años para llevarle al colegio, el encargado del supermercado sentado con los pies colgando sobre la cinta de la caja registradora, el olor a pan recién horneado a la panadería Tahona...
Y aunque no esté segura de qué me deparará ese día. Ni de hasta que punto me guste la rutina... esos pequeños momentos de la mañana los espero cada día, como quien espera ver brillar el sol.
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