Sí... Teruel existe

Porque el moderneo de Malasaña no está reñido (sino más bien muy bien avenido) con los grandes clásicos... uno de los reyes del barrio es sin duda las Bodegas El Maño. Las cañas fresquitas y bien echadas de Mahou y el vermú de grifo se llevan el palmarés en lo que a top one de ventas se refiere en este local que destaca por su caracter costumbrista y castizo.

Las tinajas donde antiguamente se guardaba el vino para dejar que cogiera cuerpo están ahora como elemento decorativo que dota de carácter al local. Las pequeñas mesas de mármol se llenan enseguida. Y muchas veces la barra también se queda pequeña para una parroquia fiel.

Su estética cañí acerca al cliente al cañeo del antiguo Madriz, castizo y chulo por antonomasia. Y es que sus soportales -completamente abiertos al exterior con ventanales- y su decoración interior, lo convierten en el decorado perfecto de series como Amar en Tiempos Revueltos o Cuéntame.

Situado en una de las calles con más solera del barrio, la que da nombre al blog, la calle Palma, El Maño es uno de esos locales con nombre propio dentro del barrio. Lleno pero sin excesos y con mil locales vecinos a los que acudir a tomar la siguiente ronda.

Pero El Maño no sólo quiere dar de beber al sediento. El tapeo también tiene su espacio. Entre los litros de cerveza y vermú... nada mejor que acompañarlo de una ración o pincho. Sus croquetas tienen fama (aunque debo reconocer que mi amor incondicional hacia las de Casa Julio me ha impedido probarlas... prometo hacerlo algún día).

Lo mejor:

1. El costumbrismo castizo que respira que te da ganas de vestirte de chulapa y bailar un chotis.
2. El buen ambiente.
3. El nulo apego a las nuevas tecnologías (no hay televisor) permite mantener una conversación agradable sin distracciones televisivas.

Lo peor:

1. La tapa que acompaña a la bebida es más bien pobre.
2. El precio de la caña (1,40 euros) resulta un tanto abusivo para no ir acompañado de un aperitivo que mate (bien) el gusanillo.

Calle Palma, 64. 28004. Madrid